Siempre sueña y apunta más alto de lo que sabes que puedes lograr. -William Faulkner
Foto: El Comercio.pe
He estado observando a Keiko Fujimori desde la campaña del 2011,
noté que ella siempre llevaba un bolso, noté que alguna veces, algún niño o
mujer le entregaba un papelito que ella sonriente recibía y los guardaba en su
bolso.
El bolso que a luces se observaba no era un Louis Vuitton, más
bien era de construcción artesanal, aquellos que se compran en las ferias de
domingo o en un mercado artesanal como los muchos que hay en todo el país.
En esta campaña (2016) también noté el detalle del bolso, observé
su perseverancia, su incansable recorrido por caseríos y lugares donde nadie ha
llegado, su cara cansada pero risueña, noté el sudor que la agobiada y sus
manos tratando de librarse de esas incómodas gotas; era obvio que el intenso
calor del verano no le daba tregua.
Foto: deslengua2.pe
Pensé, que ella no tendría por qué hacer todo este trajín, ni
pasar tantos avatares, y exponerse a algunos insultos, ataques verbales y
amenazas físicas. Después de todo ella es una profesional y podría desempeñarse
sin problemas en su profesión.
Pero me inclino a creer que si se ha desprendido de sus
comodidades y de la tranquilidad de su hogar, es por qué tiene vocación de
servicio y está preparada para el gran reto de gobernar un país. He visto que
con humildad, tesón y perseverancia, ha recorrido todo el país. Entonces por qué no creer que en ese bolso
que lleva por todo el Perú, están los sueños, las esperanzas de miles de
ciudadanos que ven en ella una opción presidencial.
Keiko Fujimori lleva una mochila (bolso) pesada, pero no es del
pasado pues ese pasado no le pertenece, sino del futuro, lleva sueños de miles
de peruanos que a través de su recorrido por el Perú, esperan que ella haga
realidad. Lleva voces que no pueden
permanecer en el silencio del olvido. Espero que todos los deseos en ese bolso
se hagan realidad el 10 de abril.
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